domingo, 14 de octubre de 2012

Urano

Urano (en griego antiguo, Οὐρανός, Ouranos, que significa ‘cielo’, ‘firmamento’; latinizado Uranus) es, para la mitología griega, un dios primordial personificador del cielo. Su equivalente en la mitología romana era Caelus. Según la mitología griega, era hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra que, dice Hesíodo en Teogonía, lo engendró sola. Ambos fueron los padres de la primera generación de Titanes, así como los ancestros de la mayoría de los dioses griegos; sin embargo, ningún culto específico de Urano sobrevivió en la época clásica, y el dios no aparece entre los motivos usuales de las ilustraciones de la cerámica griega antigua. Con todo, Gea, Urano y Estigia podían ser reunidos en solemnes invocaciones en la épica homérica. La mayoría de los griegos consideraba que Urano era un dios primordial, de manera que no se consideraba que tuviera padres, sino que se había generado a partir del Caos, la forma primera del Universo. Sin embargo, Hesíodo afirma en Teogonía que Urano nació fruto de Gea; Alcmán y Calímaco, poetas, lo presentan como hijo de Éter, el dios de la luz celestial y del éter, el aire que se encuentra en las partes superiores del mundo; y Cicerón afirma en De natura deorum, influenciado por los filósofos, que era descendiente de los antiguos dioses Éter y Hemera (el Día). Según los himnos órficos, Urano era el hijo de Nix (la Noche). Como elemento físico, ὁ ουρανός era el límite superior del cosmos, una suerte de sólido techo del mundo, concebido, ya como broncíneo (χάλκεος), ya como férreo (σιδήρεος). La mayoría de los especialistas piensa que el cielo era concebido como una bóveda, aunque West, comentador de la Teogonía, señala que los domos son poco frecuentes después del periodo micénico y cree que el cielo era pensado como plano y paralelo a la tierra, puesto que la forma de bóveda no permite explicar la necesidad de que Atlas tuviera que mantener separada de la tierra a una estructura semejante.8 En la épica griega es frecuente la calificación de Urano como ἀστερόεντος, ‘estrellado’.
En los poemas homéricos, ὁ οὐρανός es, a veces la divinidad, a la que los héroes invocan, y otras veces es simplemente un nombre alternativo del Olimpo en tanto que hogar colectivo de los dioses, como ocurre al final del libro I de la Ilíada, cuando Tetis surge del mar para suplicar a Zeus, diciendo Homero de ella que «saliendo de entre las olas del mar, subió muy de mañana al gran cielo y al Olimpo, y halló al largovidente Cronión sentado aparte». Según William Sale, «Ολύμπους se usa casi siempre para ese hogar, pero οὐρανός alude a menudo al cielo natural sobre nosotros sin alusión alguna a que los dioses vivieran allí.» En la Teogonía de Hesíodo, ὁ Ουρανός es una divinidad engendrada por Gea, que lo alumbra ‘con sus mismas proporciones’ (ἐγείνατο ἶσον ἑωυτῇ). y a la que luego él desposará. Este acto de alumbramiento asexuado ha sido concebido como una versión cosmogónica del principio cosmológico de la separación del cielo y la tierra a partir de una masa indiferenciada, cuyo duplicado poético es el mito de la castración de Urano. Urano es a la vez consorte de Gea,La unión entre ambos es motivo de frecuente aparición en mitos y rituales. A partir de esa unión, nace un conjunto heterogéneo de divinidades: la primera generación de Titanes, los Cíclopes y los Hecatónquiros. En el siglo VI, cuando existía una distinción entre Afrodita Urania (‘celestial’) y Afrodita Pandemos (‘de toda la gente’), οὐρανός significaba simplemente la esfera celeste. En la Teogonía Hesíodo narra que Urano retenía a sus hijos en el seno de su madre cuando estaban a punto de nacer. Gea urdió un plan para vengar el ultraje: talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos. Solo Crono, el menor de ellos, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación, emboscó a su padre cuando yacía con su madre, y lo castró con la hoz, arrojando los genitales tras él. Al salpicar la sangre, Gea la recogió, y de ella surgieron los Gigantes, las Erinias, las Melias. Los genitales de Urano produjeron una espuma de la que nació Afrodita Urania. Urano vaticinó que los titanes tendrían un castigo justo por su crimen, anticipando la victoria de Zeus sobre Crono. La Biblioteca mitológica recoge una versión diferente, en la cual Urano arroja a sus primeros hijos (los Hecatónquiros y los Cíclopes) al Tártaro, y Gea, irritada, persuade al resto de sus hijos (los Titanes) para que ataquen a su padre con la hoz. Derrotado Urano, los Titanes rescatan a los arrojados en el Tártaro para que aseguren el dominio de Crono.
Según Hesíodo y el autor de la Biblioteca mitológica Gea y Urano habían vaticinado que Crono sería derrocado por uno de sus propios hijos, y así el titán intentó evitar su destino devorando a su descendencia. Ambos ayudaron a Rea a salvar a Zeus mediante un engaño, y éste posteriormente liberó a sus hermanos y logró derrocar a su padre. El mito de creación hurrita es similar al griego. En la religión hurrita, Anu es el dios del cielo. Su hijo Kumarbi cortó sus genitales y vomitó tres divinidades, una de las cuales, Teshub, luego fue desposada por Kumarbi. En la mitología sumeria, y luego para los asirios y los babilonios, Anu es el dios del cielo y representa la ley y el orden. Es posible que Urano fuese, en un principio, una divinidad indoeuropea, identificable con el Váruna védico, el supremo guardador del orden que luego se convirtió en el dios de los océanos y de los ríos, tal como sugirió George Dumézil, siguiendo a Émile Durkheim (Les formes elementaires du vie religieuse, 1912). Otra posibilidad es que el dios supremo iraní Ahura Mazda sea un desarrollo del indoiraní *vouruna-*mitra. Esta divinidad tiene las mismas cualidades de mitra, la divinidad de la lluvia. Estos mitos antiguos de orígenes remotos no tenían reflejo en los cultos de los helenos. La función de Urano es la de dios derrotado de una época pasada, antes de que el tiempo real empezase. Tras su castración, el Cielo no volvió a acudir a cubrir la Tierra por la noche, sino que ocupó su lugar, y «los padres originales llegaron a su fin». Georges Dumézil hizo una cauta defensa de la identificación de Urano con el Váruṇa védico del nivel cultural indoeuropeo más primitivo. La identificación de Dumézil de elementos míticos compartidos por las dos deidades se basaba en gran medida en interpretaciones lingüísticas, pero no proponía un origen común, como entendieron Robert Graves y otros. La identificación del nombre Ouranos con el hindú Varuna, basada en parte en una raíz protoindoeuropea propuesta *-ŭer con el significado ‘atar’ (Varuna ata a los malvados, Urano ata a los Cíclopes) es ampliamente rechazada por quienes encuentran más probable la etimología del protogriego *worsanos, de la raíz protoindoeuropea *wers, ‘humedecer’, ‘gotear’ (referido a la lluvia).

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