domingo, 23 de octubre de 2011

Enlil


En la mitología de Mesopotamia, Enlil es el dios del cielo, del viento y las tempestades. Fue adorado por sumerios, acadios, babilonios, cananeos, y asirios.
Se han propuesto dos órigenes para el nombre Enlil. Según el primero vendría de los términos sumerios en (señor) y lil (viento), por lo que su nombre significaría literalmente "Señor del viento", o "dios del viento". La otra opción, más reciente, indicaría una sumerización de la raíz semita il (Dios), la misma que da origen a los términos El y Alá, significando así dios señor. Su nombre se encuentra asociado frecuentemente al término kur, que hacía referencia a montaña y a extranjero. Así, su hogar era el é.kur (casa-montaña) y los adjetivos asociados al dios eran kur.gal (gran montaña) y lugal.a.ma.ru (rey de las tormentas). Todos estos términos parecen indicar que Enlil era un dios del clima. En Mesopotamia, el clima no marcaba la bonanza de las cosechas, ya que éstas dependían del curso de los ríos, si no sólo su desgracia y malogro. Esto explica el carácter irascible y temible de Enlil que sólo se manifiesta en hechos negativos como las grandes tormentas, las inundaciones y los cambios de curso de los ríos. Así, en el mito del Diluvio mesopotámico es Enlil quien abre las compuertas del cielo para acabar con los molestos humanos.


El principal centro de culto de Enlil era el templo del é.kur (casa de la montaña) de Nippur, donde según la tradición tenía "el ojo que explora la tierra".
Al nacer, separó al cielo (An) de la tierra (Ki) y junto con Anu y Enki formaba la trinidad suprema del panteón sumerio. Hijo de Ki y de An, Enlil era la divinidad patrona de la ciudad de Nippur y guardaba las "tablillas del destino" donde se encuentra decretado el destino de todo lo existente.
En el mito Enlil y Ninlil se narra como el dios se encuentra a una Ninlil demasiado joven bañándose en los pantanos. A pesar de las advertencias de ella, Enlil consigue fecundarla mediante engaños.

Por este acto, censurado en la tradición mesopotámica, es expulsado de la ciudad de Nippur; pero Ninlil le sigue. Así, mantendrán relaciones otras tres veces, de las que nacerán tres dioses de ultratumba. En la historia Enlil y Sud el dios resuelve de otra manera: tras sentirse atraído por la diosa, consulta a sus padres y les fórmula una proposición formal. Finalmente se celebra, la boda según la tradición mesopotámica.
En el poema épico Atrahasis, Enlil intenta destruir a la humanidad en tres oportunidades, molesto por sus hábitos ruidosos. En el último de estos intentos, arrasa la tierra con un Diluvio. La humanidad sólo conseguirá salvarse gracias a la intervención de su medio hermano, Enki, que ordenará a Atrahasis, la construcción de un enorme barco en el que deberá cargar semillas y animales. Finalmente, Enlil inunda la tierra abriendo las compuertas del cielo, salvándose sólo Atrahasis y su esposa. Los demás dioses reprenden a Enlil ya que necesitan los sacrificios que realizan los humanos para alimentarse. Cuando las aguas se retiran, Ziusudra ofrece un sacrificio a los dioses, que lo reciben hambrientos. Finalmente Enki solicita a la diosa madre la creación de nuevos seres humanos.


El culto a Enlil ya se encuentra documentado a principios del período Dinástico Arcaico, hacia el 3000 a. C. Su origen más posibles son las áreas semitas más montañosas del norte de Mesopotamia y Siria, donde habría tenido un carácter más propio de dios del clima: imprevisible e irascible, pero cruel y bondadoso a partes iguales. Con la llegada a las áreas del sur de Mesopotamia perdió todo rasgo fertilizador y creador —más propios de Enki— y fue definiéndose en la posición dominante del panteón mesopotámico, donde permaneció hasta la popularización del culto a Ninurta, su hijo primogénito según la tradición posterior.

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