Anu era el nombre de un dios en la mitología mesopotámica y mitología sumeria, descrito como el «dios del cielo». Fue posteriormente asimilado por el dios Assur (asirio-babilónico), y el dios Marduk (kasita-babilónico).
Los sumerios lo llamaban An (para acadios y babilonios Anu). De hecho, An significa precisamente ‘cielo’ en sumerio.
Su templo de Uruk se llamaba E-an-na (‘casa del cielo’). «En el cielo está Anu sobre su trono, revestido de todos los atributos de la soberanía: el cetro, la diadema, el tocado, el báculo». Las estrellas constituian su ejército. Simbólicamente, el rey recibía su poder directamente de Anu. Por eso le invocaban solo los soberanos y no el resto de los mortales.
Era el «padre de los dioses» (abû ilâni), «padre de los cielos» (ab shamê), «rey del cielo» (il shamê). El equivalente semítico occidental de Anu sería el dios Ël. Y también parece tener equivalencia al dios Dagón de los filisteos y fenicios.
Pero al igual que los demás dioses celestes, con el tiempo, Anu dejaría de desempeñar un papel capital.
Junto con Enki y Enlil formaba la llamada "Tríada Sumeria" de dioses principales. Se supone que en un principio (antes del 2500 a. C.) era el dios más importante del panteón sumerio, pero luego en tiempos acadios y babilonios, fue perdiendo relevancia y fue sustituido por Enlil o Enki en este papel, y luego por los distintos dioses regionales (Marduk, Assur, etc). Pese a esto, siempre tuvo un papel preponderante en todos los panteones como demiurgo o dios original del Universo, aunque sus características concretas nunca estuvieron muy definidas.
La leyenda cuenta, que era hijo de Anshar y Kishar y él fue quien dio el "poder de los cuatro vientos" o el "poder de Anu" a Marduk para poder enfrentar a Tiamat, luego de ser enviado por Anshar en una misión de paz, en la que fracasó. Su lugar de culto se centró en Uruk y sus seguidores eran principalmente los Annunaki o Anunna. Junto a Enlil, dan a varios dioses sus regiones terrenales de influencia.
Nota: Con el establecimiento de los nuevos imperios asirio y babilónico, los roles de los primitivos dioses son supeditados tanto al Assur asirio-babilónico, como al Marduk kassita-babilónico - aunque es muy posible que ambos sean el mismo dios – donde éstos aparecen como herederos-reinantes de los antiguos dioses mesopotámicos, quedando Anu/Dagan, ya asimilados entre ellos. En las inscripciones reales de finales del II milenio y principios del I milenio a. C., tanto en Asiria como en Babilonia, aparecen como los electores de los reyes. Hacia el 883-859 a. C., Assurnasirpal II de Asiria (del imperio neoasirio), se declara el Amado de Anum y Dagan (como entes divinos primigenios creadores del mundo). Estas teogonías continuarán en el tiempo en Oriente Próximo y Mesopotamia, con pequeños cambios, hasta la llegada del periodo helénico y seléucida.
Inicialmente, según la leyenda, estaban mezcladas el agua del mar, el agua de los ríos y la niebla, en un solo cuerpo y cada una personificada por tres dioses: la madre Tiamat, el padre Apsu y el visir Mummu. El agua del mar y el agua de los ríos engendraron a Lahmu y Lahamu, dioses que representaban el sedimento (suelo, lodo), y éstos a su vez engendraron a Anshar y Kishar (aunque no está del todo claro, si son hijos de Lahmu y Lahamu o de Apsu y Tiamat), los dos horizontes, límites de Todo el Cielo y de la Toda la Tierra, y éstos a su vez engendraron a An. En un principio la Tierra y el Cielo estaban unidos y fueron una montaña que emergió del Océano primitivo. El pico de la montaña, que tenía su base en la Tierra, tocó el Cielo. An, era el Cielo y Ki/Ninhursag la Tierra. Nammu, madre de Ki, era el Océano primigenio que rodeaba a la Tierra, el caos original. An y Ki engendraron un hijo, Enlil (En significa 'Señor', y lil 'del aire'), al nacer separó al Cielo y de la Tierra, y así se creó el día (el alba).
Según parece, junto a su consorte Ki (luego para los acadios Antu), eran los antepasados de la mayor parte de los Anunnaki, siendo Enlil el más conocido. Los textos relatan que junto a Nammu, dio vida a Enki (otro gran dios y patrón) y a Ningikuga y que junto a Uras, engendró a Nin'insinna. Como ya mencionamos, también aparecen como hijos suyos y de su consorte Ki (Antu): Enlil, los Igigi, los Sebitti, Gulu, Gibil, Nusku y Martu.
Astronómicamente estaba asociado con el Camino de An (o Sendero de An), región de la bóveda celeste coincidente con el ecuador. Posteriormente se definiría dicha región como el espacio entre los dos trópicos. Tenía asociado el número 60, cifra sagrada para los sumerios. Su ideograma en caracteres cuneiformes también servía para describir la palabra «dios», Dingir en idioma sumerio, e Ilum en idioma acadio. Se le representaba mediante una estrella o, más frecuentemente, a partir de la época de los casitas, mediante la corona de siete pares de cuernos propia de los grandes dioses.
En la mitología celta igualmente existe una diosa de nombre Anu. Se trata de la forma de doncella de la diosa Dana o Danu, siendo Danu la forma de madre y Badb la forma de anciana. Anu es diosa de la fertilidad, la abundancia y la prosperidad, uno de sus símbolos es la Luna creciente. A veces, se la vincula o confunde con otras diosas, tales como Ainé.
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